La actividad física es un punto central para mantener una vida saludable, pero, a veces, pueden llevar a lesiones deportivas.
Para disminuir la posibilidad de lesionarse haciendo actividad física, es importante entender por qué se producen las dolencias, para trabajar en prevenirlas.
Algunas causas de lesiones deportivas son:
Los desgarros musculares son lesiones que se producen a consecuencia de un esfuerzo realizado de manera excesiva, por un estiramiento que sobrepasa la capacidad elástica del músculo o por una contracción muscular que supera su capacidad de resistencia a la tensión.
El desgarro provoca un rompimiento de la masa muscular y de los vasos sanguíneos, pudiendo generar dolor y en algunos casos hematoma.
También llamada codo de tenista, es un proceso en el que los tendones del codo se van degenerando por sobre utilización. Provoca debilidad al levantar objetos, y dolor al realizar actividades cotidianas como abrir un tarro o sujetar algo con la mano.
Es otra dolencia común en los hombros de quienes practican este deporte. Causa dolor al levantar el brazo, sensación de debilidad en el hombro y crujidos. Es una lesión típica de saque o smash.
Se suele producir por una sobrecarga o sobreesfuerzo muscular. Provoca dolor en la zona de la ingle o en la parte baja del abdomen, que se irradia hacia el muslo.
Las lesiones en el ligamento cruzado anterior y esguinces de ligamento se producen, generalmente, por paradas repentinas o al saltar y caer con los pies. Causa hinchazón, pérdida de movimiento, dolor y sensación de inestabilidad.
Habitualmente son por micro impactos con desgaste del menisco, a veces se puede bloquear la rodilla.
Causa un dolor punzante que suele irradiarse hacia la pierna y empeora con el movimiento.
El dolor se intensifica al mover el cuello, causando dolor de cabeza y de cuello, que se puede irradiar a los hombros.
Es común en los corredores que entrenan sobre superficies duras. Se producen pequeños traumas en la capa que recubre al hueso (periostitis), provocando dolor en la zona.
Se desencadena cuando hay mucha tensión en el músculo que se encuentra en el costado externo de la pierna, que provoca fricción en las estructuras laterales de la rodilla, trayendo como consecuencia, dolor.
El tratamiento farmacológico, que solamente sirve para calmar los síntomas, no para detener el avance de la enfermedad.
La kinesiología y la cirugía son otros tratamientos muy usados.
Es una técnica sumamente segura. Se extraen plaquetas de la sangre y se inyectan dentro de la articulación para regenerar y reparar, disminuyendo el dolor y el daño.
La sangre, al provenir del mismo paciente, asegura que no existan problemas de incompatibilidad o alergias.
